viernes, 14 de agosto de 2015

Hablando de doramas


Últimamente estoy muy obsesa con el kpop (sobretodo con SHINee) y he acabado metiéndome también en el mundo de los doramas, o mejor dicho, de los kdramas, ya que aún no he visto ninguno de procedencia nipona.
La gente suele considerarlos una cosa aparte, pero son como cualquier otra serie. La diferencia que tienen con las series americanas es que hablan en coreanos y son coreanos es que en su mayoría sus tramas tienen algo que ver con el romance. Aunque hay de todo, mayormente tratan un amor inocente y puro en lugar de un amor pasional, como solemos ver en las series americanas, donde se muestran escenas de sexo, cosa que aquí no sucede.
Pero lo que a mí me gustó de los dramas asiáticos fueron las tramas originales y divertidas y sus personajes encantadores. En cierto modo, recuerda al anime, y son una forma de conocer una cultura distinta a la nuestra que, si bien tiene cientos de cosas semejantes, tiene miles de diferencias.
Al principio es difícil acordarse de todos los nombres, sobretodo si no estás familiarizado con ellos, pero el problema se soluciona, tranquilos (qué menos, después de 20 capítulos).
Un collage con posters de Kdramas  de Internet

Los episodios duran más o menos una hora, que es bastante intensa y en la que pasa de todo. Generalmente tienen una sola temporada de entre 16 y 40 episodios.
Mucha gente empieza a ver kdramas con la archiconocida Boys over flowers, pero como yo no la he visto os contaré (aunque no os importe) mi experiencia empezando.
El primer drama que vi fue Goong (o Princess hours). En esta serie Corea del Sur es una monarquía constitucional y su rey empieza a estar enfermo, por lo que la familia real decide que es momento de casar al príncipe heredero Lee Shin. El anterior rey, abuelo de Lee Shin, hizo una promesa con "su único y verdadero amigo" para casar al príncipe con la nieta de este, Shin Chae Kyung, cuya familia es sencilla y está en la bancarrota.
Para colmo, el príncipe tiene una novia en secreto a la que incluso pidió matrimonio en una ocasión, Min Hyo Rin, y, después de 14 años en Inglaterra, el primo de Shin, el antiguo príncipe heredero Lee Yul, regresa a Corea con su madre y se enamora de Chae Kyung. ¿Podrán Shin y Chae Kyung sobrevivir a todo este embrollo? (¡Lo descubriremos en el próximo capítulo; sintonícenos!)Ambos son chicos de 19 años que aún asisten a la escuela (en Corea del Sur el sistema de edad es distinto y lo mismo el de educación. Si no me equivoco, ellos están en su último año) con personalidades muy distintas: él, serio, reservado e intelectual; ella, alegre, torpe y algo infantil, pero con un corazón muy puro.
Hyo Rin, Lee Shin, Chae Kyung y Yul.

Es realmente un drama muy divertido y el hecho de que mezcle lo moderno y lo tradicional le da un toque de personalidad muy curioso. Realmente te metes dentro de la cultura surcoreana, aunque puede resultar un poco "choque de culturas". En Corea es una serie tan conocida que incluso existe un musical.
En cuanto a los personajes, las relaciones son algo frustrantes porque necesitan aprender a expresar sus sentimientos porque hacen una pelota que al final acabas tú llorando porque te va a estallar la cabeza solo de pensar en cómo van a salir de ahí.
Aunque tiene momentos en los que es para pegarla con una pala en la cara (Ups. Ya desactivo la agresividad), yo me identifico mucho con Chae Kyung. Es muy bromista y ama a su familia (la cual también se parece a la mía, una de las razones por las que cuando Chae Kyung llora por echarles de menos, yo inundaba mi casa) y... ¡también le gusta ir en chándal a pesar de que le encanta la moda! En realidad, aquí tienen todos gustos muy artísticos por los que yo siento interés: Hyo Rin es bailarina de ballet, Yul adora leer y Shin estudia cine.
El vestuario es otra cosa que debo destacar.Sobretodo los vestidos estilo hanbok y los hanbok mismos (Los hanbok son el vestido tradicional de Corea. Las mujeres de la familia real los usan continuamente). 
Chae Kyung y algunos de sus modelitos
Sin duda, el vestuario más destacable de la serie es el del príncipe Lee Shin. Mirad qué obra maestra.
Y eso que el actor, Joon Ji Hoo, es un chico muy guapo. Pero le ponen trapitos como estos y la fastidian totalmente.
Aunque incluya atentados a la elegancia como esos, Goong es una serie genial. Sí que es cierto que en los últimos episodios decae un poco (porque la maraña de líos que han hecho tienen que deshacerla y no es sencillo), pero es entretenida y el final, absolutamente adorable. Y, si quieres empezar en el mundillo de los dramas asiáticos, es una excelente serie por la que empezar.

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